Te contamos la historia de esta legendaria librería desde los tiempos de entreguerras hasta sus días dorados a la orilla del Sena, Con todos ustedes… ¡Shakespeare & Co! La librería más hermosa de París.

Quizá el viajero se sorprenda al saber que la más hermosa librería de París sea en realidad una librería norteamericana, repleta, por supuesto, de libros en inglés, y lo haga aún más al conocer los secretos de este auténtico santuario libresco y literario con aroma a papel, humo, viejas historias y tertulias, un lugar donde todavía resuenan los pasos de tantos hombres y mujeres ilustres: los hijos de la generación perdida en su primera sede de la calle L’Odéon; muchos otros en la actual, frente a la calcinada Notre Damme, en el 37 de la rue de la Bûcherie. Los nombres de quienes por aquí pasaron, simplemente, apabullan: Scott Fitzgerald, James Joyce, Ernest Hemingway, Allen Ginsberg, William Burroughs, Jack Keruac, Lawrence Durrel, Anaïs Nin…

Los nombres de quienes por aquí pasaron, simplemente, apabullan: Scott Fitzgerald, James Joyce, Ernest Hemingway, Allen Ginsberg, William Burroughs, Jack Keruac, Lawrence Durrel, Anaïs Nin…

“Creé esta librería como si escribiese una novela, construyendo cada habitación como un capítulo”, afirmó en una ocasión su segundo fundador, el escritor George Whitman, quien vivió hasta su muerte en 2011 en el apartamento sobre la librería. “Me gusta que la gente abra la puerta como quien abre un libro, ese libro que les conduce a un mundo mágico dentro de su imaginación”.

Libros dentro y libros fuera, en los puestos de la calle a disposición de los lectores, libros en la génesis de este lugar que heredó el nombre y el aroma de la legendaria librería de Sylvia Beach, un verdadero refugio de escritores en los años de entreguerras y que operó con libertad (y mucho estilo) hasta un aciago día de 1941, con los alemanes campando a sus anchas por Paris.

 

“Creé esta librería como si escribiese una novela, construyendo cada habitación como un capítulo”, afirmó en una ocasión su segundo fundador, el escritor George Whitman.

Todo fue por un oficial nazi que entró en la librería para comprar una copia del Finnegans Wake de James Joyce, un autor muy querido por Beach, quien fue, de hecho, la primera editora del Ulises. Beach, por supuesto, se negó tajantemente a deshacerse del único ejemplar que poseía en su colección personal, y apenas dos semanas después, aquel infame oficial regresó para cerrar la biblioteca, confiscando todos sus bienes, libros incluidos.

Y así pasó el tiempo hasta que un norteamericano aventurero, escritor y veterano de la II Guerra Mundial y de nombre George Whitman desde que se instalara allí en 1948 tras sus viajes a pie por el mundo, decidió abrir una pequeñísima biblioteca de intercambio en un cuarto sin ventanas del hotel Suez, cerca de la Sorbona. No por nada le conocían como el Quijote del Barrio Latino. De aquel cuarto pasó a un pequeño quiosco y de ahí, por fin, a una coqueta librería de nombre Mistral, en homenaje a la ilustre poeta chilena. Pero una idea fija retumbaba en su cabeza: reabrir Shakespeare and Co junto a su antigua dueña, Silvia Beach. Y aunque e lo cierto es que no logró convencerla en vida, sí le cedió el nombre de la librería a su muerte: nacía así una era nueva para la legendaria librería, esta vez a orillas del Sena, pero respetando al milímetro las esencias y el espíritu de aquel primer refugio literario especializado en literatura norteamericana.

Se dice, incluso, que Whitman dormía siempre en un pequeño cuarto encima del local, el mismo que ahora ocupa su hija Sylvia, actual encargada de gestionar el legado de la librería más famosa, pero también más hermosa de París, un refugio parisino que hoy tiene un coqueto café propio, y donde es posible alojarse a cambio de unas horas de trabajo en su laberíntico local, y donde aún hoy es posible intercambiar libros gratuitamente, sentarse a leer o tocar el piano de su segunda planta mientras se observa el pasar de las aguas del Sena junto a las piedras, hoy negras, de Nuestra Señora de París.