Faltaba esta charla con Salvador Compán para cerrar de veras #DazaEnLaMemoria, otro viaje apasionante por la memoria, el arte y la literatura. 

¿Qué mejor broche que entrevistara Salvador Compán como cierre de esa intensa experiencia lectora que ha sido #DazaEnLaMemoria? Porque aunque el mismo Salvador ha participado activamente en los debates de esta lectura en torno a su novela El hoy es malo, peor el mañana es mío, nos habíamos quedado con ganas de más, y con deseos de indagar en su obra, en sus motivaciones, en esas pequeñas o grandes cosas que definen la obra de un autor de fuste como este orgullosos jienense que, a la manera de Faulkner, Mateo Díez o Benet, ha creado un universo literario propio, ese híbrido entre Úbeda y Baeza que es Daza. ¡Esperamos que os guste!

El anarquismo está presente en algunos de sus libros, y también en El hoy es malo, pero el mañana es mío… ¿De dónde viene esta atracción? ¿Es Salvador Compán una persona o un escritor utópico? ¿Qué valor cree que tiene la utopía en el mundo actual? ¿Y en la literatura?

Digamos que el anarquismo está basado en el principio ético de buscar una totalidad (una totalidad de justicia y de solidaridad) imposibles de alcanzar en un mundo como el nuestro. Y aunque me parece conveniente no olvidar que la misma idea de totalidad es ya un principio movilizador que te pone en marcha haciendo un esfuerzo de mejora para conseguirla, la justicia universal o la felicidad o el humanismo no son estaciones de llegada sino etapas del camino. Lo importante (Cavafis lo resumió) no es que Ulises logre llegar a su casa, a Ítaca, sino aquello que lo enriqueció en el viaje.

Lo cierto es que, en mis novelas, acaba apareciendo siempre, aun sin yo pretenderlo,  un principio de contradicción, de no conformismo, de búsqueda, que tiene que ver con todo lo anterior. Se trata, si quieres, de la llamada de la utopía, o simplemente de un impulso por superar lo insuficiente, de un espejismo que nos moviliza y mejora.

El anarquismo andaluz tuvo mucho de espontáneo, mucho de urgencia, de jugarse la vida a cara o cruz.

¿Qué diría que caracteriza al anarquismo andaluz? ¿Tiene rasgos propios ajenos al anarquismo de otros territorios de España como, por ejemplo, el anarquismo aragonés o catalán?

El anarquismo andaluz fue protagonizado no por obreros industriales, con su salario regular, con contactos y un sindicalismo fluido, sino por braceros y temporeros, tan desacostumbrados a las asociaciones campesinas como hechos al aislamiento, al desamparo social y al hambre endémica. Por ello, creo que el anarquismo andaluz tuvo mucho de espontáneo, mucho de urgencia, de jugarse la vida a cara o cruz. Era la oportunidad histórica de luchar por una vida mínimamente digna o morir en el empeño.

En algunas de sus obras, recupera personajes celebres, algunos quizá algo olvidados, como María Lejárraga, escritora sin firma que regalaba sus obras a su marido, Gregorio Martínez Sierra. En El hoy es malo, pero el mañana es mío, aparecen el pintor Rafael Zabaleta o el caricaturista Carlos Pérez Carrera, Bluff… Parece que apuesta por una literatura que es en parte memoria y testimonio. ¿Es esa una de sus motivaciones como escritor? ¿De donde procede el impulso por la recuperación de figuras, recuerdos y memoria?

Creo que la literatura puede ayudarnos a abrir los ojos sobre la realidad, y quizá a saber quiénes somos y dónde estamos. O dicho sin grandes palabras: la literatura nos puede llevar un poco más lejos de donde acaba nuestra vida cotidiana. Con eso sería suficiente, con recordar que pertenecemos a una colectividad que está hecha de carencias, con señalar injusticias y recordar que el abuso o el oprobio no deberían repetirse nunca; que lo sucedido, por ejemplo, con Bluff o María Lejárraga, habría que considerarlo como una quiebra en nuestra aspiración a una sociedad cívica, culta y libre.

Su obra, como ocurre también con la de otros escritores jienenses como Miguel Pasquau, aleja a Andalucía de los tópicos y simplificaciones castizas al uso, revindicándola como un territorio literario de pleno derecho. ¿Cree que se trata de una tierra maltratada literariamente? ¿Dónde está hoy la Andalucía literaria? 

La literatura andaluza (no solo la jiennense) hace tiempo que es homologable a la de cualquier otro territorio del país. El regionalismo literario puede dar todavía algún coletazo, y lo hace aún en obras menores, pero lo que escriben Miguel Pasquau o Antonio Soler o cualquier otro novelista de aquí (me refiero a autores con calidad literaria) puede estar ubicado en Andalucía y recrear la realidad con personajes de aquí, pero solo como un medio de contar lo que cuenta la buena novela, lo que Machado llamó los universales del hombre. Por otra parte, prescindiendo del folclore, la propia sociedad andaluza apenas tiene rasgos diferenciadores. O, en todo caso, esos rasgos no se exploran en la novela como algo significativo.

Prescindiendo del folclore, la propia sociedad andaluza apenas tiene rasgos diferenciadores.

¿Por qué DAZA? ¿Por qué ese híbrido entre Úbeda y Baeza?

Úbeda y Baeza son dos ciudades muy próximas, y no solo en el espacio: tienen una historia, una presencia artística o un perfil socioeconómico muy cercanos. Las siento como una continuidad y, en El hoy es malo… quise hacer de las dos ciudades una sola. Utilicé para ello la última sílaba de cada una para unirlas en ese acrónimo, Daza, que me permitió tener un nuevo espacio narrativo hecho con plazas, calles o monumentos de Úbeda y Baeza, que se tocan o se prolongan en un plano urbano común. Esa ciudad única es más que un deseo: es un homenaje a dos enclaves de excepcional belleza que, por cierto, fueron declarados conjuntamente Patrimonio de la Humanidad.

¿Cómo ha sido la experiencia en LEA Lectura Abierta? ¿Cree que nuestra forma de leer ha cambiado con las nuevas herramientas y medios digitales? ¿Qué opina de las experiencias transmedia asociadas a la literatura y la lectura?

Pienso que la lectura que LEA ha hecho con El hoy es malo pero el mañana es mío implica un trabajo de análisis y de diseño extraordinarios. Viene a ser una herramienta muy sutil para penetrar en el libro permitiendo ver multitud de aspectos que se van abriendo y sumándose hasta formar una visión compleja y muy viva. La experiencia me ha parecido divertida, ágil y gratificante. El hecho de plantear el acercamiento a mi novela como el libro leído por un enorme club, cuyos miembros y posibilidades se pueden extender indefinidamente, es ya un hallazgo.

En  cuanto a tu segunda pregunta… Puede que sí, puede que los medios digitales estén cambiando nuestro modo de leer. Todo en la Red es más rápido, más abundante, más envolvente, y tal vez eso acabe condicionando nuestro modo de leer haciéndolo más fluido, pero también más urgente y superficial. Me refiero, claro, a un posible cambio de hábitos de percepción en lectores poco críticos, poco predispuestos ya de por sí a la lectura reflexiva.

¿Qué hay de sus nuevos proyectos? ¿Para cuándo un nuevo libro de Salvador Compán?

Habrá pronto una reedición de Un trozo de jardín, una novela que fue Premio de la Crítica Andaluza, y de Jaén, la frontera insomne, un ensayo novelado sobre mi tierra. Muy posiblemente, se editará también un libro de poemas míos. Mi primer libro de poesía. Así que ando sonriendo, brindando por ello y, de camino, cruzando los dedos.