Lectora ávida, viajera empedernida y orientalista de corazón, charlamos de libros, lecturas y viajes con la autora de El pintor y la viajera, novela que protagonizó una de nuestras experiencias lectoras más satisfactorias, El encuentro imaginario. ¡Pasen y lean!

De ella se ha dicho, con justicia, que es una de las voces literarias más sensibles y hermosas de nuestro país, y quizá sea por sus muchos oficios y experiencias creativas (bailarina del Balleto Di Roma, profesora de Literatura Comparada, viajera solitaria, apasionada de Oriente, escritora ensayos y novelas) pero la voz literaria de Patricia Almarcegui se ha ganado un merecidísimo lugar en nuestro parnaso literario. Lectora ávida, viajera empedernida y orientalista de corazón, charlamos de libros, lecturas y viajes con la autora de El pintor y la viajera, novela que protagonizó una de nuestras experiencias lectoras más satisfactorias, El encuentro imaginario. ¡Pasen y lean!

A pesar de su apretada agenda (prepara ahora mismo un nuevo libro sobre Irán), Patricia nos recibe con su eterna sonrisa y nos invita a un té mientras nos mira divertida con sus ojos brillantes y juguetones, protagonistas de una mirada curiosa e incisiva que ha recorrido ya muchos paisajes y que un buen día descubrieron la luz de Oriente y el aroma de sus mil y una historias. Animados por su cordialidad, decidimos comenzar con fuerza y lanzarnos a la conversación.

El pintor y la viajera fue tu primera novela, después de haber publicado varios ensayos. ¿Cómo fue el salto a la ficción? ¿Son dos ecosistemas muy diferentes?

Sí, desde luego: son muy diferentes. Decidí centrarme en la ficción porque disfrutaba más en la redacción que cuando acometía la escritura de investigación. En esta última, disfrutaba mucho en la fase previa de documentación, pero en la ficción disfruto del puro proceso de la escritura. Aunque imaginar suponga también un acto de soledad y de gran esfuerzo.

Lady Mary Wortley Montagu y Jean Auguste Dominique Ingres son los protagonistas de El pintor y la viajera. En sus páginas leemos: «Usted nunca ha viajado a Oriente y, sin embargo, no sé muy bien por qué razón se ha permitido pintarlo. ¿Y soñar? ¿Ha soñado alguna vez con Oriente?». ¿Y Patricia Almarcegui? ¿Qué tiene Oriente que tanto la seduce? ¿Cuántos viajes reales o imaginarios has hecho?

Oriente fue para mí, en un principio, algo extraño y lejano que sentía que necesitaba conocer. Aunque había leído mucho sobre aquellas latitudes, consideré que viajar allí era la mejor forma de hacerlo. También quería comprobar in situ si todas las cosas negativas que había leído sobre Oriente tenía alguna razón de ser. Sobra decir que no fue así.

Hemos leído que tu fascinación por Oriente procede del encuentro con Orientalismo, el célebre libro de Edward Said. ¿Es cierta la anécdota? ¿Qué descubrimientos hiciste que te sedujeran tanto?

Said hacía una lectura en la que se interrogaba abiertamente sobre cómo se había interpretado a Oriente y cómo esa interpretación estaba en el fondo llena de imágenes negativas. La lectura de Orientalismo me llevó a releer mucha de la literatura del XIX procedente de autores de las “metrópolis” europeas y que hablaban del destino y aplicar los descubrimientos de Said a ese nuevo encuentro con obras que había leído sin ese nuevo y provechosos filtro de lectura.

El deseo, o su ausencia, es uno de los ejes del libro. ¿Cuán importantes son nuestros anhelos y obsesiones, nuestros deseos, en la construcción de una obra artística y creativa?

Son importantísimos. Hablamos de lo que espera el lector, pero también de lo que espera el autor con la escritura de la obra, y es en esa tensión donde se produce siempre la literatura.

 

¿Por qué Ingres? ¿Por qué Lady Montagú? ¿Por qué ese salto literario con su propia cabriola temporal?

Bueno, los dos son personajes muy relevantes y fascinantes. En el caso de Lady Montagú, estamos hablando de la viajera más importante de su época, y hablar de Ingres es referirnos a uno de los grandes pintores europeos. Me gustaba la idea de que se conocieran y hablaran de temas comunes y por eso los uní en el siglo XIX, donde el encuentro en los salones podía ser, digamos, más completo.

 

Cuéntanos cómo fue tu experiencia con LEA Lectura Abierta: ¿cómo nos conociste? ¿Hacia dónde crees que va la lectura en esta nueva era digital?

La experiencia ha sido, desde luego, muy positiva. De todos los contenidos y actividades de la Lectura Abierta, yo diría que lo que más me ha gustado es haber colaborado en un proyecto nuevo y ambicioso que juega con una idea muy ambiciosa: la posibilidad de hacer una lectura expandida y compartida, que vaya más allá de los límites de la propia obra.

¿Y ahora qué?  ¿En qué proyectos anda metida Patricia Almarcegui?

No quiero dar muchas pistas, pero estoy trabajando en nuevo libro sobre Irán de título muy directo, Conocer Irán, y en una nueva novela sobre la mujer de una enorme intensidad.